La psicología, como todas las ciencias, es requerida para
solucionar demandas sociales, aunque muchas veces la petición se haga por un
supuesto erróneo planteado por grupos o personas ajenas a la disciplina que no
tienen claro lo que la psicología puede o no hacer. La aportación tecnológica
que la psicología puede hacer es el análisis, evaluación, modificación y
predicción de la conducta en interrelación con los factores ambientales en un
contexto particular (Albarrán, 1997). Los alcances de la intervención están
limitados al control que se tenga de las distintas variables que participan,
por lo que no se puede asegurar un dominio total de los eventos o su predicción
absoluta; "... la ciencia no pretende reproducir (lo cual sería (Bustos, 2002) prácticamente
imposible) los múltiples aspectos y transformaciones propias de los eventos
incluidos en su objeto de estudio, sino representar, de una manera simple y
general, algunos de sus rasgos fundamentales." (Ribes y López, 1985, 235).
La tecnología psicológica, entonces, se encargará de atender aquellas demandas
sociales en las que se identifique que el factor fundamental es el
comportamiento, examinando y orientando las variables conocidas para
probabilizar un tipo de interacción especifica.
La tecnológica es el puente que la psicología, u otra
ciencia, crea para hacer llegar a la sociedad su conocimiento y traducirlo en
beneficios. Desde la perspectiva interconductual existen dos posiciones en
cuanto a la justificación y delimitación de las áreas tecnológicas de la
psicología; la primera es la de Kantor (1967) que sostiene la especialización
de los subsistemas para establecer los límites y correspondencias entre las
clases de problemas y la forma de abordarlos. Para poder diferenciarlos y
clasificarlos utiliza los siguientes criterios: a) selección de eventos, b)
énfasis en técnicas o investigación, c) formas de interpretación, y d)
aplicación. Los subsistemas aplicados tienen dos usos o funciones: verificación
(instrumentos o medios generales para probar o verificar el sistema comprensivo
al cual pertenecen) y explotación (satisfacción de demandas sociales mediante
procedimientos específicos), de los cuales ofrece tres ejemplos: la
psicotecnología, la psicología educacional y la psicología clínica. La segunda
posición es la de Ribes y López (1985) en la que se señala la diferencia entre
la aplicación de la ciencia y la tecnología derivada de ésta, advirtiendo que
el conocimiento proveniente de la ciencia básica no puede ser aplicado directamente
como conocimiento tecnológico sin antes ser elaborado de modo sintético y
sintetizador. La tarea tecnológica consiste en identificar las dimensiones
psicológicas en los problemas prácticos y la unidad de las situaciones
psicológicas concretas sin perder contacto con la ciencia básica. De tal forma
que no se considera factible contar con áreas tecnológicas especializadas, pero
sí el reconocimiento de circunstancias de aplicación interdisciplinarias y
multidisciplinarias.
La operación tecnológica: procedimientos y alcances
Al establecer los nexos entre ciencia básica y tecnología se
pueden articular los procedimientos pertinentes a cada demanda planteada con
referencia al área tecnológica particular de acuerdo al sistema conceptual y al
establecimiento de categorías puente. Podemos decir que son cuatro los
procedimientos tecnológicos psicológicos que podemos aplicar:
1) Descripción psicológica: identificación de los factores
involucrados en el campo interactivo y sus características particulares.
2) Contrastación psicológica: evaluación del comportamiento
en contraste al contexto, situaciones criterio y criterios de logro.
3) Intervención psicológica: acciones concretas destinadas a
mantener o alterar el comportamiento mediante un procedimiento especifico.
4) Estimación psicológica: Proyección de la intervención que
indica en términos de probabilidad la tendencia del comportamiento de interés.
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